<p class="ql-align-justify"><strong>José María Morelos, Q. Roo. - </strong>Carlos, un contratista de la industria de la construcción, solía tener bajo su responsabilidad a seis “maestros” y cuatro ayudantes, supervisaba entre dos a cuatro obras simultáneamente, pero esos fueron otros tiempos, los de bonanza, pues desde hace unos dos años la situación cambió en forma radical para este renglón productivo.</p><blockquote class="ql-align-justify">“Todo mundo se quedó sin dinero, ya no invierte, lo poco que tiene lo conserva para la comida nada más, aunque tenga que hacer una mejora en su casa, no lo hacen, no le invierten, por lo mismo, porque lejos de todo no saben cuándo van a volver a tener otro recurso si gastan eso, y mientras, la comida...”, dijo.</blockquote><p class="ql-align-justify">Reparó en que gran parte de las construcciones particulares que se ejecutaban en el municipio, eran solventadas con remesas que enviaban morelenses radicados en los Estados Unidos, pero aún allá golpeó duramente la crisis.</p><blockquote class="ql-align-justify">“Allá igual golpeó, y la economía de allá es diferente a la de nosotros, si lo sintieron y entonces, ahí de ellos se basan, no van a mandar los 50 pesos que siempre habían mandado, van a mandar nada más 30 pesos y aquí la familia lo poco que llegue, lo tratan de economizar para la comida, sí, porque no invierten, sí, y entonces, nosotros como albañiles pues nos quedamos con los brazos cruzados”, dijo.</blockquote><p class="ql-align-justify">Expresó, en su caso ha podido subsistir pues no solo se dedica a los trabajos de albañilería, sino también de plomería y electricidad, pero del mínimo de diez personas que llegó a tener bajo su cargo, a la fecha solo conserva a su ayudante.</p><p><br></p>