José María Morelos, Quintana Roo.- Al paso de las décadas, descendientes de la raza maya han hecho a un lado importantes usos y costumbres, esto, principalmente se debió al cambio de modelo educacional, proceso que inició por los años 50 del siglo pasado

El desapego de los jóvenes hacia sus raíces culturales, es consecuencia del modelo de educación que padres de familia aplicaron hacia los años 50’s, cuando comenzaron a buscar oportunidades para que sus hijos salieran de sus comunidades para estudiar.

Bernardo Caamal, un agrónomo dedicado a investigardiversos fenómenos agro-sociales, concluyó que la desconexión generacional, sobrevino cuando comenzaron a recibir educación e instrucción ajena a la cosmovisión de sus ancestros.

Y, resulta que sus hijos, estuvieron intercalando entre la milpa y algunas actividades secundarias y entonces, en este caso, por la Riviera Maya, de los 70 y 80, pues, muchos de esos hijos ya tuvieron también sus hijos, pero, estos hijos ya no están vinculados con la milpa, es muy poca la vinculación, entonces, estos, también tienen ya sus hijos, pero, estos hijos que vienen, totalmente están ajenos a lo que hicieron sus abuelos cuando vinieron a fundar José María Morelos.

Así, en un lapso de cinco o seis décadas, las nuevas generaciones han hecho a un lado usos y costumbres que definieron la forma de vivir de sus padres y abuelos.

Entonces, nos enfrentamos a una generación con muchos problemas porque, su modelo educativo o su modelo de vida está viendo cómo ganar dinero, pero, no analizan cómo, al final, cómo vivir la vida; que es diferente a la de sus bisabuelos, porque, sus bisabuelos están pensando cómo vivir; eso de vivir, tiene que haber valores, tienes que aprender a cocinar, tienes que aprender a sembrar, tienes que aprender a dialogar con todos los que están a tu alrededor.

Abundó que cuando el Kilómetro 50 fue fundado, los campesinos, generalmente procedentes de Yucatán, inculcaban a la par de enseñar a sus hijos sobre la labranza de la tierra, que era su principal sustento-, inculcaban en ellos valores como la responsabilidad y el respeto, aspectos que también se han perdido.