José María Morelos, Q. Roo.- Emigración o subempleo, esa es la disyuntiva que deben considerar la mayoría de las juventudes que desean estudiar una carrera, sobre todo, en profesiones que no se ofrecen en el contexto local

"Cursar una carrera profesional muchas veces implica orillar a los jóvenes emigrar, porque, luego de culminar sus estudios se arraigan en ciudades donde pueden conseguir un trabajo relacionado con su profesión. La otra cara de la moneda es que la mayoría de los profesionistas que vuelven a casa se emplean en trabajos ajenos a lo que estudiaron", estimó David Gómez, líder local del Frente Cívico Quintanarroense.

"Obviamente, donde no puedes aplicar un conocimiento, menos en una zona rural como la nuestra, entonces, ¿Qué te queda hacer? Pues regresar otra vez a tus actividades rutinarias como lo llevaste de niño, de joven o de adolescente, entonces, te quedas en el rezago, ya no tienes la opción de salir adelante, aun cuando tengas un título profesional en tus manos".

Anotó que, en el pasado reciente, otro gran problema para las juventudes residía en el momento de elegir carrera, sin una orientación vocacional adecuada terminaban estudiando algo que no les gustaba o, por limitaciones económicas, lo único que podían cursar, de manera que también terminaron en un mercado laboral ajeno a la capacitación que recibieron.