Policías federales torturan a madre e hijas para que padre se declare culpable

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viernes, 19 de enero de 2018 17:06

Noticias canal 10.- Con el objetivo de extraer una confesión a un habitante de Tabasco, en el año 2015, por lo menos nueve elementos de la Policía Federal lo torturaron ante su esposa e hijas, y para aumentar la angustia del detenido, también a ellas las torturaron durante toda una noche. 

Según la versión oficial de los hechos, el padre de familia fue capturado el 7 de noviembre de 2015, dentro de una bodega ubicada en el estado de Tabasco, en la que supuestamente se ocultaba droga y gasolina robada. Según esta misma versión, el padre detenido reconoció haber sido capturado en dicha bodega, y que era parte del grupo delictivo que ahí almacenaba productos ilícitos.

Sin embargo, luego de dos años de investigaciones, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) concluyó que dicha confesión fue obtenida bajo tortura y que las acusaciones formuladas en contra de este padre de familia fueron fabricadas.

La CNDH logró ubicar a tres testigos presenciales, quienes confirmaron que este señor, junto con su esposa y tres hijas, fueron capturados el 6 de noviembre de 2015 (es decir, un día antes de lo afirmado por la Policía Federal), y no en la supuesta bodega de hidrocarburos, sino en la cochera de su vivienda, en un punto distinto de la entidad.

Con base en estos testimonios y según la reconstrucción de hechos realizada por la CNDH, cuando los integrantes de esta familia llegaban a su domicilio, a bordo de su vehículo particular, fueron interceptados por los tripulantes de dos camionetas, una sin logotipos y otra con emblemas de la Policía Federal. De dichos vehículos descendieron cinco uniformados y tres personas vestidas de civil, quienes apuntaron a la familia con armas largas y obligaron al papá a subir a uno de los vehículos oficiales, sin exhibir ninguna documentación en la que constara la orden de captura.

Estos testigos informaron que los oficiales obligaron a la mamá y a las tres menores (de 1, 6 y 8 años) a permanecer dentro de su auto particular, mientras al menos tres uniformados ingresaban al domicilio de esta familia, para extraer diversos enseres domésticos.

Según estos testimonios, la mamá fue vendada de los ojos y después obligada a bajar del auto familiar, a empujones, aún cuando llevaba en brazos a su hija de un año, y fue puesta a bordo de la batea de la segunda patrulla, mientras sus otras dos hijas entraban en pánico al ser obligadas a permanecer solas dentro del auto de sus papás.

Una vez en la patrulla, a la mamá le fue arrebatada su bebé por los mismos oficiales y fue sometida a un interrogatorio de media hora, mientras ella escuchaba a sus hijas llorar a poca distancia. Luego, le devolvieron a la bebé y las otras dos niñas fueron puestas abordo de la misma patrulla.

Así, ya con toda la familia detenida, los uniformados se alejaron en sus patrullas, además de que uno de los policías se llevó el auto familiar.

“Fui torturado física y psicológicamente, amenazado y obligado a declarar (…) puesto que, si no lo hacía, iban a violar a mis hijas y a mi esposa, y las iban a tirar al río Grijalva”. Según la narración del papá detenido en ese lugar. 

Por su parte, la madre de familia, a quien siempre mantuvieron con los ojos vendados, aseguró que, 10 o 15 minutos después de que llegaron a ese lugar:

“Empezamos a escuchar gritos de desesperación y de dolor, demasiado angustiantes, reconociendo que el que estaba lamentándose de dolor era mi esposo. Por obvias razones, mis hijas de seis y ocho años se alteraron, comenzaron inmediatamente a llorar y a gritar desesperadas que era su papá, que lo dejaran en paz, que no le pegaran, que no había hecho nada”.

A las niñas se les forzó a hacerse del baño con su ropa puesta, y a la mamá le impidieron quitarle a la bebé el pañal sucio. Así debieron permanecen durante toda la noche y la madrugada del día siguiente.

“A altas horas de la noche, o de la madrugada, mis hijas lloraban, ahora ya de hambre y de necesidad de dormir, sin importarle a estas personas las condiciones en que nos encontrábamos”.

Al día siguiente, 7 de noviembre, alrededor de las 6 de la mañana, la mamá y las niñas nuevamente fueron puestas a bordo de la batea de una patrulla y abandonadas por los policías federales en la carretera Villahermosa-Teapa.
La mamá y las niñas tuvieron que volver caminando a pie hasta su casa, cuya puerta encontraron asegurada con una cadena. Los vecinos les explicaron que sólo con esa cadena lograron impedir que los policías continuaran saqueando la vivienda.

Al ingresar a su hogar, la mamá descubrió que los uniformados se habían robado 30 mil pesos en efectivo, una laptop, dos televisiones planas, un estéreo, un horno de micro-ondas, una consola XBox, teléfonos celulares… y el auto familiar.

Hasta la fecha, el padre de familia enfrenta proceso en prisión, por los delitos que confesó bajo tortura.

Aunque él denunció formalmente que fue torturado pocos días después de su detención, retractándose además de su primera confesión, la PGR no ha realizado ninguna diligencia en estos dos años, orientada a investigar dicha denuncia.

La CNDH informó, por último, que mantendrá reservado el nombre de los policías involucrados en estos hechos, para proteger su derecho a la intimidad.

 

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