José María Morelos, Q. Roo.- El arte pictórico no se circunscribe a saber trazar líneas e ilustrarluces y sombras, requiere una gran dosis de ética, sobre todo, cuando se quiere dejar una obra imperecedera. Roberto Hernández, un destacado artista plástico de José María Morelos, habló en específico, sobre trabajos murales que muchas veces establecen la diferencia entre un verdadero artista y un mercenario con habilidades. Una persona que pinta sobre cualquier muro, es una persona que no tiene ética profesional; vemos muros que botan la pintura, que se honguean, eso, es precisamente porque la persona, simplemente, por el hecho de estar recibiendo una remuneración económica, está pintando sobre el espacio que le designen, la pintura va con la arquitectura, si un muro es viable puede ser intervenido porque, estás justificando el gasto que se está haciendo en este momento y estás garantizando un trabajo que va a perdurar. Puntualizó que esta característica en el arte, no es para nada nuevo y, la mejor muestra de ello, está en obras que han perdurado siglos, como los “frescos” de Bonampak o El Juicio Final que el gran Miguel Ángel plasmó en la bóveda de la Capilla Sixtina, en Roma.