Playa del Carmen, Quintana Roo.- La nueva confrontación registrada en la avenida Juárez con Quinta Avenida volvió a exhibir la fragilidad del orden en el transporte de Playa del Carmen y la incapacidad del Sindicato de Taxistas Lázaro Cárdenas del Río para contener los abusos y la violencia entre sus propios operadores.

El incidente, que involucró a varios taxistas que pelearon a golpes contra un turista, se suma a una larga lista de episodios que deterioran la imagen de un destino que presume estándares internacionales.

Pese a la gravedad del hecho, el secretario general del sindicato, Luis Herrera Quiam, se deslindó de inmediato.

Herrera se limitó a afirmar que “solo tienen el reporte de la policía” y que no cuentan con mayor información. Su respuesta, más cercana al desinterés que a la responsabilidad gremial, reduce el incidente a un asunto que según él debe resolver únicamente el Instituto de Movilidad.

El sindicato, históricamente envuelto en reclamos por agresiones a turistas, prácticas abusivas y confrontaciones con operadores de plataformas, mantiene un discurso que choca con la realidad cotidiana. Pese a que Herrera asegura que las capacitaciones “han sido constantes”, admite que son “claramente insuficientes”, una frase que deja ver la falta de control interno y la ausencia de medidas correctivas efectivas.

Mientras la autoridad estatal determina responsabilidades, el caso vuelve a exponer la urgencia de una reforma profunda en el transporte local y de un liderazgo que no solo declare buenas intenciones, sino que actúe con firmeza.