Quizá porque es uno de los trabajos en los que puede ganar un poco más, pero, sobre todo, aprender, a diario se aplica en extenuantes jornadas que, incluso los hombres a duras penas aguantan. 

Pues, yo me dedico a “chalanear” de albañil, a enmasillar, a preparar mezcla, todo eso… tengo que salir adelante como sea, tengo que trabajar. Tengo como casi siete años trabajando así… que soy “chingona” dicen, ja, ja, ja. En los últimos años, un factor ha sido decisivo para que se dedique con más ahínco al trabajo, la vida le puso enfrente un reto titánico, porque, su pequeño hijo padece leucemia.  La verdad, la verdad, sinceramente, me falta mucho, de 146 quimios, voy a 60 apenas, tengo que seguir dándole duro… En su andar en las obras, esta ejemplar madre de familia ha constatado que no es la única involucrada en la industria de la construcción y, las otras féminas también han dado ejemplo que saben hacer, muchas veces mejor, estos trabajos que preponderantemente son ejercidos por hombres.