El colapso de un dios del hip hop; Kanye West

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<p style="text-align: justify;"><strong>Noticias canal 10.-</strong></p> <p style="text-align: justify;">La posibilidad de que Kanye West se rompa es real. Uno de los m&aacute;s relevantes artistas del siglo XXI, diagnosticado con trastorno bipolar en 2016, podr&iacute;a estar llegando al l&iacute;mite. Ning&uacute;n cuerpo &mdash;y mucho menos ninguna mente&mdash; puede sostener esta monta&ntilde;a rusa de ideas y proyectos en las que ahora mismo est&aacute; sumido el rapero, empresario y, ahora, supuesto candidato a presidente de Estados Unidos que, por cierto, afirma que no ha votado en la vida.&nbsp;<a href="https://elpais.com/gente/2020-07-20/kanye-west-la-deriva-de-un-rapero-aspirante-a-presidente-de-estados-unidos.html" target="_blank">Su primer mitin, el pasado domingo, fue err&aacute;tico</a>: acus&oacute; a la c&eacute;lebre abolicionista afroamericana Harriet Tubman de no haber liberado a los esclavos, propuso dar &ldquo;un mill&oacute;n de d&oacute;lares o algo as&iacute;&rdquo; a las mujeres para disuadirles de abortar y llor&oacute; al recordar c&oacute;mo quiso que su mujer, la hiperfamosa Kim Kardashian, con quien lleva desde 2012, interrumpiese su primer embarazo (la pareja hoy tiene cuatro hijos). Luego public&oacute; una retah&iacute;la de tuits acusando a su esposa de querer encerrarlo.&nbsp;<a href="https://elpais.com/gente/2020-07-22/kim-kardashian-habla-de-la-bipolaridad-de-kanye-west-y-pide-compasion.html" target="_blank">Kardashian ha pedido p&uacute;blicamente &ldquo;compasi&oacute;n y empat&iacute;a&rdquo;</a>&nbsp;para West y para el resto de personas con enfermedades mentales.</p> <p style="text-align: justify;">La decisi&oacute;n de entrar en pol&iacute;tica la ven&iacute;a anunciando West desde 2015, pero nadie parec&iacute;a tom&aacute;rsela del todo en serio. El rapero, nacido hace 43 a&ntilde;os en Atlanta, apoy&oacute; en los &uacute;ltimos a&ntilde;os a su &ldquo;h&eacute;roe&rdquo; Donald Trump e incluso&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2018/10/11/gente/1539287806_221346.html" target="_blank">lo visit&oacute; en la Casa Blanca en 2018</a>&nbsp;&mdash;Kardashian, millonaria empresaria, tambi&eacute;n ha frecuentado Washington para abogar por una reforma de prisiones&mdash;. Respaldar a un presidente tan controvertido, especialmente siendo &eacute;l un hombre negro en EE UU, escandaliz&oacute;. West sigue proclamando sus simpat&iacute;as hacia el Partido Republicano (&ldquo;Decir que el voto negro es dem&oacute;crata es una forma de racismo&rdquo;,&nbsp;<a href="https://www.forbes.com/sites/randalllane/2020/07/08/kanye-west-says-hes-done-with-trump-opens-up-about-white-house-bid-damaging-biden-and-everything-in-between/#fbaebfd47aab" target="_blank">declar&oacute; a&nbsp;<i>Forbes</i></a>&nbsp;a principios de mes), pero se ha desvinculado de Trump porque ahora le parece &ldquo;un desastre&rdquo;. Su incierta carrera presidencial &mdash;la candidatura&nbsp;<a href="https://elpais.com/gente/2020-07-15/un-representante-de-kanye-west-afirma-que-el-rapero-abandona-la-carrera-presidencial-de-ee-uu.html">se lanz&oacute; a &uacute;ltima hora</a>, as&iacute; que probablemente su nombre no figure en las papeletas de Estados clave&mdash; se mezcla con una vocaci&oacute;n evangelizadora. Pretende reestablecer &ldquo;el amor y el temor a Dios en las escuelas&rdquo;.</p> <p style="text-align: justify;">Si, como parece probable, West termina pronto ingresado en un psiqui&aacute;trico, muchos echar&aacute;n de menos el personaje y sus&nbsp;<i>boutades</i>, las risas. Pero lo que perder&aacute; el mundo, al menos por un tiempo, es al artista que m&aacute;s ha hecho por que hoy el hip hop sea la m&uacute;sica que hace el mundo girar, y tambi&eacute;n por que otras disciplinas &mdash;desde la moda hasta el dise&ntilde;o o la arquitectura&mdash; giren alrededor del hip hop.</p> <p style="text-align: justify;">Hubo un momento, a mediados de 2013, en que Kanye West fue invencible. Aquel a&ntilde;o edit&oacute;<a href="https://blogs.elpais.com/muro-de-sonido/2013/06/kanye-west-licencia-para-creerse-dios.html" target="_blank">&nbsp;<i>Yeezus</i></a>, un disco fascinante, inc&oacute;modo y arriesgad&iacute;simo que fue n&uacute;mero uno en medio planeta y que confirm&oacute; su poder para seducir al gran p&uacute;blico con propuestas poco amables. Estaba tan seguro del artefacto que hab&iacute;a armado junto al m&iacute;tico productor Rick Rubin, en parte en una&nbsp;<i>suite&nbsp;</i>de un hotel en Par&iacute;s, en parte en el estudio construido en Malib&uacute; bajo la supervisi&oacute;n de Bob Dylan en los a&ntilde;os setenta, que no se molest&oacute; en escribir ni un verso amable, ni un estribillo reconocible, ni un solo tema con una progresi&oacute;n m&iacute;nimamente previsible. Ya por entonces, West gustaba de compararse con Dios. Pero &eacute;l no afirmaba, como los Beatles, ser m&aacute;s conocido que el Gran Hacedor, sino que directamente propon&iacute;a que &eacute;l era el Gran Hacedor. Y como todas religiones, exig&iacute;a a sus fieles esfuerzo y sacrificio. &ldquo;Tiene tanto talento que ha hecho el c&aacute;lculo: puedes odiarle, pero vas a seguir escuchando su m&uacute;sica. Eso es muy raro en un artista de masas, alguien capaz de enfadar a sus fanes casi a prop&oacute;sito, sabiendo que, cuando saque m&uacute;sica nueva, volver&aacute;n a estar pendientes de lo que hace&rdquo;, argumentaba Erik Nielson, profesor de cultura hip hop en la Universidad de Richmond, en un art&iacute;culo de 2016 sobre la magnitud del talento de Kanye West publicado por&nbsp;<i>USA Today</i>.</p> <p style="text-align: justify;">Aquel mismo a&ntilde;o, West dio por finiquitada la relaci&oacute;n de su marca de zapatillas, Yeezy, con Nike. Se uni&oacute; a su gran rival, Adidas. Figura inevitable en las grandes semanas de la moda, el rapero refund&oacute; su firma. Sus ediciones limitadas se despachaban en horas. Los modelos, que originalmente costaban unos 300 euros, en semanas circulaban por el mercado secundario a precios de cuatro cifras. Era el momento de la eclosi&oacute;n del&nbsp;<i>streetwear&nbsp;</i>en el mundo del lujo, y ah&iacute; estaba &eacute;l, sentando las bases para que este matrimonio,&nbsp;<i>a priori</i>&nbsp;imposible, alcanzara su c&eacute;nit en 2018, cuando su amigo&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2017/10/11/eps/1507673129_150767.html" target="_blank">Virgil Abloh</a>&nbsp;se convirti&oacute; en el primer director creativo negro en los 167 a&ntilde;os de historia de Louis Vuitton. Ambos hab&iacute;an coincidi&oacute; haciendo pr&aacute;cticas en Fendi, y ambos se fundieron en un largo abrazo lleno de l&aacute;grimas al final del primer desfile de Abloh para la&nbsp;<i>maison&nbsp;</i>en el Palacio Real de Par&iacute;s. La entrada de personajes como Kanye en este circuito es clave para entender todo lo que es la moda hoy, o al menos, todo lo que aspira a ser.</p> <p style="text-align: justify;">En la actualidad, Yeezy factura unos 1.500 millones de d&oacute;lares al a&ntilde;o, m&aacute;s de la mitad de lo que lo hace la l&iacute;nea Jordan de Nike, la m&aacute;s exitosa y rentable de la historia. De hecho, han sido las zapatillas las que han salvado de la bancarrota a West en los &uacute;ltimos a&ntilde;os. Ha llegado a acumular hasta 50 millones de euros en deudas. A diferencia de la mayor&iacute;a de m&uacute;sicos, de gira constantemente &mdash;pues es ah&iacute;, en este siglo, donde est&aacute; el dinero&mdash; West dej&oacute; de actuar en 2016. Y no ser&aacute; por falta de material: ha editado tres discos bajo su nombre desde entonces. En vez de tours al uso, lo que hace el rapero son eventos en su millonario rancho de Wyoming. Tambi&eacute;n organiza lo que se conoce como&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2019/05/02/gente/1556809666_633795.html" target="_blank"><i>Sunday service</i></a>, una suerte de cruce entre concierto y misa que resulta en un evento fascinante de dudosa rentabilidad, lo que confirma que todo lo que ha emprendido West ha sido por amor a su arte. Incluso aquel intento que acometi&oacute; hace dos a&ntilde;os de convertirse en el promotor inmobiliario del planeta gracias a&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2019/08/07/gente/1565190184_932049.html" target="_blank">una idea para fabricar viviendas sostenibles y asequibles</a>: unos cubos inspirados en el planeta des&eacute;rtico Tatooine de&nbsp;<i>La Guerra de las Galaxias</i>. Los primeros m&oacute;dulos los levant&oacute; en su finca de Calabassas, California. Tuvo que abandonar el proyecto por incumplir las normativas locales. Su carrera est&aacute; construida con el fin de contradecir a cualquiera que le diga que algo no puede ser. El problema es que, en realidad, s&iacute; hay cosas que no pueden ser.</p>