Cancún, Quintana Roo.- Este marzo se cumplió cinco años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la COVID-19 como pandemia, un acontecimiento que cambió la vida en todo el mundo. Quintana Roo, al igual que otras entidades de México, vivió las consecuencias de esta emergencia sanitaria global, con hospitales saturados, confinamientos y cierres que afectaron la vida cotidiana. Sin embargo, hoy, cinco años después, el escenario es muy diferente, con la enfermedad convertida en un tema más dentro del monitoreo de enfermedades respiratorias.
En los últimos reportes, específicamente durante la Semana Epidemiológica 09 de este 2025, Quintana Roo presentó 346 casos de Enfermedad Tipo Influenza (ETI) e Infección Respiratoria Aguda Grave (IRAG), de los cuales solo 1 caso fue positivo a COVID-19, lo que representó una baja tasa de positividad del 0.3%. Este dato refleja la disminución de la incidencia del virus en la entidad, aunque resalta la necesidad de mantener la vigilancia ante posibles repuntes o nuevas variantes.
A pesar de la baja positividad, el reporte también muestra que no se registraron defunciones por COVID-19 en este periodo. Esta ausencia de muertes, sumada al hecho de que la emergencia sanitaria se dio por concluida en 2023, indica que las medidas de control y la vacunación masiva han logrado reducir el impacto severo de la enfermedad. En el transcurso de estos años, la inmunización y el refuerzo de las vacunas han jugado un papel fundamental en la protección de la población.
El estado, que anteriormente vivió intensas olas de contagios, ahora enfrenta un escenario donde el COVID-19 se ha integrado a la rutina de la vigilancia sanitaria. Aunque el virus sigue presente, su impacto es considerablemente menor en comparación con los primeros años de la pandemia. En la actualidad, la enfermedad está siendo manejada como parte de las enfermedades respiratorias estacionales, con un énfasis en los refuerzos de vacunas para las poblaciones más vulnerables.
Cinco años después de aquel 11 de marzo de 2020, Quintana Roo ha logrado adaptarse a un nuevo panorama donde el COVID-19, aunque sigue existiendo, ya no es una amenaza inmediata como lo fue en el pasado. No obstante, el monitoreo constante y la prevención siguen siendo esenciales para evitar nuevos brotes y proteger la salud pública, marcando el virus como un desafío que, aunque menos visible, no ha desaparecido por completo.
Víctor Salazar