<p class="ql-align-justify"><strong>Cancún, Q. Roo.- </strong>Efraín Gómez enfrentó problemas renales desde su infancia, lo que lo llevó a constantes visitas al hospital y a vivir con un dolor persistente. A los seis años, los médicos le diagnosticaron que uno de sus riñones no estaba bien formado, lo que desencadenó un largo y complicado camino de tratamientos. </p><p class="ql-align-justify">En su adultez, su salud se deterioró aún más, y tras varios estudios, se confirmó que su único riñón funcional también había dejado de operar correctamente. Esto lo llevó a inscribirse en la lista de espera para un trasplante.</p><p class="ql-align-justify">Tras casi tres años de espera, Efraín finalmente recibió un riñón después de la pandemia, lo que transformó su vida por completo. Su familiar, Abigail Gómez, destacó cómo el trasplante le permitió disfrutar de actividades cotidianas sin el dolor constante que lo había acompañado. Aunque Efraín falleció posteriormente, su deceso no estuvo relacionado con el trasplante.</p><p class="ql-align-justify">El testimonio de Abigail subraya la importancia de la donación de órganos, destacando que un acto altruista puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte para quienes esperan un trasplante.</p><p class="ql-align-justify"> La familia enfatiza la necesidad de mayor concienciación sobre el tema, especialmente en momentos de pérdida, cuando el egoísmo puede evitar que se tome una decisión que podría salvar vidas.</p><p class="ql-align-justify">La historia de Efraín es un recordatorio del impacto positivo que la donación de órganos puede tener y de la importancia de ser receptivos a esta causa. La familia espera que su experiencia motive a más personas a considerar la donación, ya que cada decisión puede transformar vidas y ofrecer una segunda oportunidad a quienes más lo necesitan.</p><p><br></p><p><br></p><p><strong>Víctor Salazar </strong></p>