Integran a niños y jóvenes al taller de bordado en X-Pichil

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<p class="ql-align-justify"><strong>Felipe Carrillo Puerto, Q. Roo.- </strong>La tecnología y la tradición no deben separarse, como lo demuestran las bordadoras de X-Pichil, una comunidad urbana de Felipe Carrillo Puerto, quienes han atraído a niños y jóvenes a la tradición del bordado, que además les ayuda a vender sus productos en línea, una necesidad que surgieron durante la pandemia.</p><p class="ql-align-justify">En X-Pichil han surgido varios grupos o talleres, ofreciendo diferentes prendas, diferentes bordados, estilos y sumando diferentes integrantes, entre los talleres: Lool-Nicté, Lool-Pich, Lool Ha y Lool. - Chui, por ejemplo, en Lool Chui hay 31 miembros: 19 mujeres, 4 hombres, 8 niños y jóvenes que se reúnen para estudiar la herencia de sus antepasados. </p><blockquote class="ql-align-justify">“Nosotros (con la pandemia) nos tuvimos que reinventar, rehacer cosas, porque nuestras piezas, un hipil, una blusa, no se vendían, entonces con la pandemia decidimos entrar al concurso de cubrebocas… era un reto, algo nuevo porque son piezas pequeñas”, dijo Magaly del Rocío Pech Chuc, bordadora de X-Pichil.</blockquote><p class="ql-align-justify">Por lo que se encuentra en el top 3 del país y desde entonces constantemente están innovando para marcar la diferencia y su trabajo siempre es apreciado incluyendo su incursión en la tecnología con la apertura del sitio web, las redes sociales y la posibilidad de vender en línea con entrega a domicilio&nbsp;sólo dentro del país, sino incluso a diferentes partes del mundo. </p><blockquote class="ql-align-justify">“Ahorita ya empezamos a enviar a Estados Unidos, aquí en México principalmente a Guadalajara, Nayarit, todo eso ya vamos avanzando, ya estamos haciendo los envíos, pero fue algo un poco difícil, porque no vendíamos en redes sociales, pero la pandemia nos hizo dar ese brinco, porque si no, no vendes y tu producto se estanca”, admitió.&nbsp;</blockquote><p class="ql-align-justify">La comunidad sintió que la falta de comunicación era otro inconveniente con el que tenían que lidiar, pero aun así pudieron participar, especialmente los participantes más jóvenes de cada taller. </p><p class="ql-align-justify">Incluso hay niñas y niños mayores de 10 años que han aprendido muchas técnicas diferentes de bordado y aunque siguen estudiando porque sus madres quieren que alcancen un alto nivel de aprendizaje, al mismo tiempo, también quieren que se conserve el oficio de bordado, que también ha sido descrito por ellos como único en la península de Yucatán porque mientras las flores predominan en el estado vecino, en Quintana Roo las grecas mayas son más destacados. </p><blockquote class="ql-align-justify">“Hemos pasado muchos tropiezos, pero cada uno nos ha enseñado a seguir levantándose y cada día mostrar las bellezas que hacen nuestras manos y a veces en cada pieza dejamos tristeza, lágrimas, están nuestras risas… allí llevas toda tu imaginación, sale todo el sentimiento en el bordado y entonces así hemos sabido levantar y seguir adelante porque eso es lo que nos caracteriza para seguir demostrando más de nuestra riqueza”, concluyó.</blockquote><p class="ql-align-justify"><strong>La Redacción</strong></p>